
La tragedia sucede cuando amanece.
Caer de tan alto y lastimarme, es inevitable. Debería dejar de intentar consolarme. O cambiar el método. Dejar los cuchillos. Sacarlos de mí en perfecto orden. Volver a encontrarme.
Hasta que llegue la próxima noche donde todo sucede.
Me observo en el reflejo de la copa, en el promiscuo placer que promete.
Y bebo un sorbo de muerte.
Duele.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario