jueves, 4 de marzo de 2010

Eros


Cierro mis ojos,
todavia el vaivén
de tu cuerpo
mece la noche.
Mis manos
ahora en las tuyas
recorren sigilosas
un mapa
trazado con descuido
y sin querer.
Me aferro
al filo del hambre
suplicando la embestida,
dulce agonía
breve consuelo,

que mis labios

beben de tu sueño.

L.

No hay comentarios: