miércoles, 29 de abril de 2009

Derrama


Succiona de mi
para derramarme.

Soporto
hasta lo inevitable.

Arcos

Espaldas

Espasmos

Noche de ritos
y amantes.
L.

sábado, 25 de abril de 2009

Entresueño


Antes de dormir
la mejor hora
de los poemas .
L.

Down




Vivo tu ausencia
en caída libre
y muero.

Soy la nostalgia.
L.

miércoles, 22 de abril de 2009

Pastillitas Rosas







Me preguntás
sin hablar,
te respondo
con las manos:
Sí,
soy adicta
al rapaz
vuelo del ultrajo.






http://www.arteyfotografia.com.ar/11147/fotos/197892/

domingo, 19 de abril de 2009

Shit


Porque siempre me toca el cuchillo que no corta??

A Mary-Jane


Aspiré

y me toqué
sobre la mesa

labios obtusos

fruta prohibida

hoy el placer
me rinde pleitesía

L.

miércoles, 15 de abril de 2009

Tu voz



Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte.


Alejandra Pizarnik

viernes, 10 de abril de 2009


Recuerdo la geografía de Cabalango.

Si cierro los ojos en este momento puedo todavía sentir la nariz ardiendome, el pan casero tibio con mate cocido, la hambruna de una divertida tarde de río yodado, la maraña castaña de mi cabello acompasada por el ritmo del viento, mi abuela durmiendo sentada bajo la sombra de algún árbol.
Cabalango era el verano mágico, la oportunidad de aventurarme con mis primos, el metegol de nochecita, los primeros acordes de una guitarra desafinada junto con la primer pitada a un cigarrillo.Amé a Cabalango. Ahí. Lo amé con toda mi capacidad. Amé su cielo limpio, su tiempo lento, el río fiel, amé sus noches oliendo a leña, su sabor a empanada criolla, su sonido a grillos y agua corriendo.

Hace años que no te veo Cabalango, el tiempo fue mutando y se fue llevando la magia de los veranos, la travesura de saltar de la piedra mas alta, la inocencia del metegol vitoreado.
Me gustaría volver, claro.Volvería al pelo largo, al frío de la noche, a los tábanos y los mosquitos, volvería al agua en el oído, al grito de mi abuela para tomar la leche.
Volvería a sentarme descalza en el pasto húmedo.

Volvería para ver como todo nunca pasó, Cabalango.


L.