Te observo:
tu boca hace dibujos sin forma,
entre el arco de tus dientes
como si fuesen dos puentes
que se elevan sobre el remanso de tu lengua.
Mientras vos hablas y hablas
se me ocurren que en tu boca
habitan cientos de historias,
algunas hermosas tristezas,
miles de flores, gaviotas y peces.
Algo me dice que sabés cuanto me gusta,
porque tus palabras fluyen sin parar
mientras mis ojos hipnotizados
saltan de los tuyos a tus labios
en una carrera loca y zigzagueante.
Quiero volver a verte,
quiero estrellarme en el camino más corto
que me permita mojarme en tus verdades,
que me lleve directo hacia tu bello paisaje.
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