Sole

Tenía alrededor de tres meses y no me fue difícil notar que tendría una forma de ser especial, para definir de manera elegante su histeria.Si algo no andaba bien enseguida su llanto parecía el último del mundo y su boca llena de expresión (en franca rebeldía) descubría su lengua rosada y sus encías, jamas había visto a alguien llorar así.

Me mandaban a hacerla dormir y yo lo detestaba, me daba bronca tener que dejar de jugar para ser la hermana mayor inmediatamente responsable (porque a su vez estaban mis hermanos mayores) pero como en rango era la más cercana y a esa edad mis deberes eran solo los del cole, entonces yo era la encargada.Por supuesto ese ritual no era el mas divertido, y mis ganas de volver a mi mundo de muñecas y casitas en la copa de la mora enana, hacían que esa nana no fuera la más pedagógica; ya no recuerdo pero creo que el compás de la cuna mecida y una mamadera caliente al final lo lograban.

Crecimos juntas y siendo las menores de la familia, crecimos con la casa enteramente nuestra y muchas veces nos transformamos en "verdugas" y víctimas, varias veces en el mismo día y viceversa.Podíamos pasar del amor al odio en tiempo récord, compartir la música, o detestarnos (yo) por salirse siempre con la suya al ser la benjamina de la casa (ella) por no poder hacer lo que mis ochos años de diferencia me permitían.Y así crecimos.

Después me fui de casa,la tentación de un mundo personal y modelado a mi gusto me llevaron tras la puerta, asi mi omnipotencia adolescente me hizo despegar las alas y alzar vuelo.Entonces quedaron atrás las riñas, los tirones de pelo mientras la peinaba, las canciones que escuchabamos juntas, la discusión de la ropa usada y no prestada, el matecocido de la mañana.A ella le llegaron los novios, la escuela secundaria,los piercing, los tatuajes y la rebeldía esperada, pues yo siempre supe como seria ese bodoque de pelo rubio que fue mi hermana, y no me equivoque en mi temprano diagnóstico.

Hoy unos 800 kilómetros de distancia nos separan, mientras nos une una melancolía compartida y una réplica chiquita de casi tres meses en sus brazos, me recuerda a ella.Y no puedo entender cuando fue que dejó de ser mi hermanita para convertirse en madre, en esa mujer que tan pacientemente prepara la mamadera para una calcada imagen de mi recuerdo que grita otra vez y muestra la lengua rosada y sus encías en heredada rebeldía.

(los extraño...)

L.