Ahí casi en el punto final hay copas, cielo e inmensidad. Afuera la noche aulla su silencio, adentro caigo en mis agujeros. Un año más, un tiempo atrás y cientos de espejos por quebrar. Entonces la vuelta al secreto y mil razones para bebernos el mar. Comienzo. En el punto inicial veo tu cuerpo, entonces hay vuelo, mareo y eternidad.
(Amo-te)
Escribo. No sé de pájaros, tampoco sé que decir. Escribo sobre ti.
Y fui yo la que se dejó ir. Fui la ola, la rompiente y el silencio de la espuma, un espasmo de ilusiones olvidadas, que se herrumbraron en la sal de viejas espinas. Ahora soy una ave oscura que deambula solitaria, negra y en penumbras. El hueco más profundo de la pena, donde el frío se cuela y hace ruido. Debería haberte amado más allá de la vida. Pero ya es tarde, y estás inmóvil. Como la roca mutilante y asesina, con la que mi cuerpo se flagela, dejando abiertas todas mis heridas. No me importa morir por el maltrato, será la gloria de mi dulce condena porque tu dolor en mi vida fue poesía porque mi amor es lo que nunca juré en vano.