Me dejo ir hacia la tempestad, afuera hay frío y hay noche y creo que a veces es bueno saber llegar. Camino bajo el latido del pensamiento intentando adivinar cual será la luna que nos vuelva a encontrar.
Me suspendo en el tiempo y me vuelvo a repetir: no se culpe a nadie por el olvido, no se culpe a nadie por no saber amar.