Haceme cargo de las heridas y las que van a venir, Dijiste que no creías en pacifistas confío en que aun pienses así. Prometo darte placer. Quizás hasta sufrir. Pero nada más. Hasta el fin.
Una ambigüedad de vida y muerte se trepa por mis dedos me convierte mitad tiesa mitad latiente. Desvanezco en el incierto, tengo que dejarme ir donde vuela el viento norte acariciarme las heridas, embellecerme las torpezas y aceptarme en mi esencia. Un abrazo de mi hija me vuelve mariposa, me llena de colores, y el amor me dice que no hay precio para un corazón que no sabe de razones. Vivo, respiro, camino ya no seré sólo mi sombra.
Voy a destrozarte, por quererte mucho. Voy a dejarte herido el cuerpo, el pecho y la fantasía. Voy a ser lo que nunca podrás olvidar, el dolor punzante del recuerdo en la garganta, el error mas inevitable del cual pudiste escapar. Voy a besarte el alma y a devorarme todos los ingenuos espasmos de tus ojos. Y después de haber ultrajado el poder de tu reinado, de haberte destrozado en nombre de todos los hombres que me dejaron, voy a ser quien diga adiós y lastime tu expectante idea del amor. Entonces volveré a reírme de todo, a reír mejor. Y podrás jurar que de todos los que quise, siempre serás a quien amé más... Si esa siempre fue mi recompensa por amar, Deberías considerarte privilegiado.
resbalamos en el lecho esclavos del mismo fuego, tu sexo entre mis labios copa de eros que se rebalsa me confiere un poder divino de tener dos almas, un cuerpo, de ser diosa y esclava
juego con el sarcasmo de poseerte y ser dominada, en una zigzagueante marea de bocas, manos y espasmos, para comer de la carne, para beber de tu agua el elixir de tu alma que temblorosa y tibia que se derrama
soy un volcán envuelto en su propia lava
martes, 18 de junio de 2013
Ahí casi en el punto final hay copas, cielo e inmensidad. Afuera la noche aulla su silencio, adentro caigo en mis agujeros. Un año más, un tiempo atrás y cientos de espejos por quebrar. Entonces la vuelta al secreto y mil razones para bebernos el mar. Comienzo. En el punto inicial veo tu cuerpo, entonces hay vuelo, mareo y eternidad.
(Amo-te)
Escribo. No sé de pájaros, tampoco sé que decir. Escribo sobre ti.
Y fui yo la que se dejó ir. Fui la ola, la rompiente y el silencio de la espuma, un espasmo de ilusiones olvidadas, que se herrumbraron en la sal de viejas espinas. Ahora soy una ave oscura que deambula solitaria, negra y en penumbras. El hueco más profundo de la pena, donde el frío se cuela y hace ruido. Debería haberte amado más allá de la vida. Pero ya es tarde, y estás inmóvil. Como la roca mutilante y asesina, con la que mi cuerpo se flagela, dejando abiertas todas mis heridas. No me importa morir por el maltrato, será la gloria de mi dulce condena porque tu dolor en mi vida fue poesía porque mi amor es lo que nunca juré en vano.